Pieb (3-05-13).- Ser afroboliviano y sentirse aymara a la vez, o ser cruceño y sentirse boliviano al mismo tiempo, son identidades que existen en la vida práctica, y un estudio dirigido por Daniel Moreno abordará esas relaciones a partir de la hipótesis de que la idea de pertenencia a la comunidad nacional boliviana no está peleada con la pertenencia a las comunidades particulares, tanto regionales como étnico culturales.
En el marco de la realización del Censo de Población y Vivienda 2012, la opinión pública participó recientemente de una discusión respecto de la identidad mestiza. Ahora en un marco de investigación en ciencias sociales y debate académico, el equipo de Moreno analizará cómo es que permanece la identidad del boliviano y cómo ésta se relaciona con las identidades particulares, sin excluirse mutuamente.
La Constitución Política del Estado abrió un amplio margen a las autonomías y al afianzamiento de identidades particulares, dice Moreno, que ha titulado a su proyecto de investigación “La unión es la fuerza. Desovillando la identidad nacional en el marco del Estado Plurinacional”, a desarrollarse junto a Daniela Osorio y Gonzalo Vargas, en el marco de la convocatoria “La nación boliviana en tiempos del Estado Plurinacional” que está organizada por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB). Los investigadores son miembros de Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública, centro de producción de conocimiento y generación de debate ubicado en Cochabamba.
Moreno explica que más allá de las identidades particulares, el sentimiento de “ser boliviano es algo que da sentido a nuestras identidades colectivas, es algo que nos hace fuertes”. Si bien de ahí viene la afirmación de que “la unión es la fuerza”, un aspecto central del proyecto está condensado en la segunda idea de la propuesta: “desovillar la identidad nacional”.
La identidad del boliviano está de alguna manera “envuelta, enmarañada, con las identidades particulares”, afirma. La propuesta de estudio muestra un contexto, de los últimos 15 a 20 años, en el que se ha desarrollado un proceso de fortalecimiento de las identidades particulares, de las identidades indígenas, de las identidades regionales, que adquieren sentido en el marco de la nueva Constitución Política del Estado y un espacio de autonomías e identidades particulares.
Moreno opina que “en ese tiempo nos hemos olvidado de pensar en esa identidad mayor, en esta identidad común, en este sentido de pertenencia a la nación boliviana que está más allá de las identidades particulares de cada uno”. Entonces a contracorriente del proceso histórico de reafirmación de las identidades individuales, la investigación que comienza ahora intenta más bien reflexionar en torno a cómo la identidad de boliviano permanece y cómo se relaciona con las identidades particulares.
Los investigadores enmarcarán su estudio en un devenir histórico estatal con distintas formas de tratar la diversidad. La sociedad boliviana asistió primero a un “anhelo republicano de supresión de la diversidad como ‘problema’”, una idea que deseaba inexistente la diversidad o que trataba de superarla. En segundo lugar aparece el proyecto nacionalista revolucionario intentando construir un sujeto histórico que busca la homogeneidad, pasando por el fortalecimiento de la identidad mestizo, a la vez representante del Estado nación. Una tercera forma llega con las reformas de segunda generación, en los 90, valorando la diversidad y la pluralidad de los bolivianos, introduciendo el multiculturalismo liberal. Por último está el planteamiento del Estado plurinacional que pasa por la consolidación de las autonomías y que plantea un desafío en términos teóricos y conceptuales.
La pregunta es “cómo somos nación y cómo construimos una identidad de bolivianos en un contexto en el que el Estado boliviano supuestamente reconoce muchas naciones dentro de sí (lo plurinacional)”. La hipótesis dice que la idea de pertenencia a la comunidad nacional boliviana no está peleada con la pertenencia a las comunidades particulares, tanto regionales como culturales indígenas. Es decir que una persona puede sentirse cruceña y sentirse boliviana al mismo tiempo, o uno se puede sentir fuertemente aymara y boliviano a la vez, pues “nuestras identidades son múltiples, no están peleadas unas con las otras, sino que se superponen y es en esa superposición que lo boliviano adquiere un sentido particular”.
El estudio propone no mirar de manera excluyente a las identidades que conviven en la sociedad boliviana, por ejemplo definiendo separadamente lo indígena y lo mestizo, sino tratando de entender cómo se sobreponen.
El enfoque metodológico mixto que aplicarán cuenta con una base cuantitativa que se desarrollará sobre análisis estadístico de encuestas, información que se va a combinar con información cualitativa que permita interpretar mejor los datos para entender el fenómeno complejo de la construcción de identidades.
Fuente: PIEB
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