TU (27-08-13).- En una conferencia muy interesante efectuada en el Auditorio de la Facultad de Ciencias y Tecnología, el Embajador de Corea, Sr. Young-wook Chun explicó este lunes que el asombroso desarrollo de Corea del Sur se debe a dos factores conexos: la industrialización y la soberanía alimentaria. En un país con menos de 100.000 kilómetros cuadrados y sin recursos naturales, como los minerales, el petróleo y el gas que en Bolivia hay en abundancia, tiene 50 millones de habitantes que viven tal como se define la economía, como la administración de la escasez, trabajando doce horas diarias sin feriados y cumpliendo los planes quinquenales que el Estado coreano ha propuesto a la sociedad desde la década de los 60s.
El Embajador se preguntó por qué Bolivia exporta cobre sin valor agregado pero importa alambre eléctrico de cobre a un precio elevado; por qué Corea tiene industria petroquímica y refinerías sin que su subsuelo tenga una sola gota de petróleo ni napas de gas; y por qué la productividad de la papa en Bolivia es de 5 toneladas en tanto que Corea produce 30 toneladas por hectárea.
Afirmó que Bolivia está encaminada en la senda de la industrialización y la soberanía alimentaria, y por eso la experiencia de Corea del Sur tendría que servirle para trazar un camino seguro. “Corea y Bolivia tenemos gran afinidad, por ejemplo, compartimos el sufrimiento por pérdidas territoriales, la experiencia de colonizaciones, la angustia de las guerras y el seguimiento de la industrialización y soberanía alimentaria”, dijo el Embajador de Corea, Sr. Young-wook Chun. Sin embargo, Corea logró en apenas tres décadas su industrialización y a principios de los 70, su soberanía alimentaria. Hoy el PIB per cápita de Corea es de 23.500 dólares habiendo sido de sólo 87 dólares en 1962. En Bolivia, el Embajador afirma que no hubo desde la Colonia un esfuerzo sincero de industrialización, que es causa de la pobreza y el hambre, aunque el gobierno actual ya inició la industrialización que podría ser un gran paso para el desarrollo económico, siempre que no se limite a los hidrocarburos.
En 30 años, Corea industrializó los siguientes sectores: automotores, siderurgia, astilleros, electricidad, aparatos eléctricos, textiles, diseños, tecnología, informática y comunicación, defensa industrial, productos farmacéuticos y equipos médicos. Asimismo en petroquímica y refinería. El Embajador se siente gratamente sorprendido de que el gobierno boliviano desarrolle una política de soberanía alimentaria, una tarea que le interesa mucho y lo mueve a compartir la experiencia coreana mediante la cooperación financiera y sobre todo comercial. Ese es el contenido del artículo “Sugerencias para alcanzar soberanía alimentaria en Bolivia”, que el Embajador publicó en la prensa boliviana y que reproducimos en otra nota. En Corea se aplicó las siguientes estrategias: 1) Mejora de semillas y eliminación de bacterias para aumentar la producción de alimentos; 2) Producción de fertilizantes y construcción de represas para enfrentar la época de sequía; 3) Mejora de la tecnología de cultivo; 4) Mecanización del agro.
El Embajador de Corea destacó los avances tecnológicos en la agricultura de su país con una variedad de arroz blanco “Tongilbye” que subió los granos de 90 a 130 por planta. Asimismo, destacó que en las décadas de los 60s y 70s, se instaló 5 plantas de producción de fertilizantes, similares a la Planta de Úrea y Amoniaco que se construirá en el Trópico de Cochabamba, y 3.000 represas. Destacó la adjudicación a Samsung, una gran empresa coreana para establecer la planta de Úrea y amoníaco en el Chapare y a KOICA, el organismo de cooperación coreana para el desarrollo, que construye las represas en Pampas de Padilla, Chuquisaca, y apoya un proyecto de riego en Monteverde, Santa Cruz. Desde los 70s, los campesinos coreanos, que trabajaban con instrumentos primitivos, tuvieron acceso a la maquinaria, incluso la manual, que ahorra combustible. KOPIA, otro organismo de cooperación coreana, entregó un sembrador de quinua a INIAF, institución boliviana, para multiplicar la fuerza de cada campesino de 1 a 10 sin gasto de combustible. A ello hay que agregar educación y capacitación para la agricultura.
La productividad de papa en Bolivia es un 20% menor que la coreana, sobre todo por los virus y bacterias que afectan a este tubérculo. Asimismo, las tierras del Estado fueron adjudicadas en Corea en una reforma agraria similar a la boliviana de 1953. A ello hay que agregar el llamado Movimiento de la Nueva Aldea, de los 70s, que determinó un trabajo de los campesinos durante todo el año, cuando antes sólo trabajaban tres meses. El establecimiento del Movimiento de la Nueva Aldea en Bolivia ha sido consultado por el Embajador a su gobierno y como la respuesta fue positiva, pronto se iniciarán las consultas oficiales al Gobierno boliviano.
Fuente: Tiempo Universitario
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