LT (1-07-11).- Después de varios meses sin funcionar, los transeúntes de la plaza principal ya pueden nuevamente concordar la hora de sus relojes con el gigante reloj de torre de la Catedral Metropolitana. Dos campanadas marcan la hora y media y tres la hora en punto.
El técnico Willy Petenkoffert fue el encargado de lograr el funcionamiento del reloj. El experto explicó que la pieza de industria alemana sólo tiene algo más de 30 años de haberse colocado en la torre de la Catedral y dijo que debido a la negligencia y dejadez es que se queda parada por mucho tiempo.
Petenkoffert no quiso revelar el monto económico que recibió por reparar el reloj, se limitó a explicar que las condiciones, arriba en la torre, no son muy adecuadas y advirtió que si no se le da una limpieza permanente al reloj este podría pararse nuevamente.
Pero por su buena calidad todavía puede funcionar por varios años.
Llegar a la torre es por demás complicado, escaleras de piedra alta y pisos de madera corroída por el tiempo, además de la falta de paredes estables hacen que la permanencia en el lugar sea de riesgo. Esas condiciones precisamente son la causa para que el reloj se dañara, sobre todo por efecto del polvo que ingresa por los ventarrones y por las heces de las palomas.
La gente en la plaza recibió con alegría la noticia de que el reloj ha vuelto a funcionar, varios transeúntes se quedaron mirando las agujas marcadoras. “Ya era hora de que lo hicieran funcionar, está en el centro de la ciudad y era una vergüenza que esté parado”, dijo Isabela Rodríguez.
El funcionamiento del reloj fue posible gracias al apoyo de las cámaras de Comercio y de Industria, sobre todo gracias a las gestiones realizadas por Orlando Prudencio, afiliado a ambas cámaras, quien se movilizó y se encargó de hallar los recursos económicos posibles para poner en marcha el reloj en coordinación con los miembros del Arzobispado.
La vocera del Arzobispado, Mariluz Bustamante, comentó que “nadie sabe a quién le corresponde hacerse cargo del mantenimiento del reloj”, dijo.
Fuente: Los Tiempos
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