lunes, 5 de marzo de 2012

Santa Cruz: Sólo el 7% de estudiantes de colegios privados y fiscales aprueba examen de ingreso a la Universidad

ED (4-03-12).- Si la Prueba de Suficiencia Académica (PSA) que rindieron más de 13.000 estudiantes en enero es un termómetro de la educación en el departamento de Santa Cruz, hoy alumnos y colegios estarían cerca del punto de congelamiento. Según los resultados obtenidos del Centro de Procesamiento de Datos de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm), solo 2.281 de los 11.812 que se inscribieron para la PSA, utilizando el ‘código SIE’ (algo así como el ‘carné de identidad’ de la escuela), aprobaron el examen.

A sus colegios no les fue mejor: solo el 6,71% de los establecimientos logró que la mitad o más de sus egresados apruebe el examen. Es decir, el 93% de los colegios públicos, privados y de convenio se ‘aplazaron’ en la PSA.

Hay más datos. Se registraron alumnos de 834 colegios con código SIE y 325 establecimientos educativos no consiguieron que ni uno de sus estudiantes apruebe el examen. Es más, de los 56 colegios que lograron ‘meter’ a más de la mitad de sus graduados, solo ocho tenían más de diez postulantes inscritos.

Para Virginia Mendoza, presidenta de la Asociación de Colegios Particulares (Adecop), el resultado “es pobre” y considera que deberían aprobar al menos la mitad de los postulantes de cada colegio. En ello coincide el pedagogo Álvaro Puente, que califica el resultado como desastroso y un mal augurio para el futuro del país (leer: Bolivia está mal y va hacia la pobreza).

El profesor Arnoldo Osinaga, exdirector de la Normal Enrique Finot, explica que el diagnóstico de bajo nivel de aprobados no es una preocupación nueva y que es un mal que se viene arrastrando por muchos años. Sin embargo, reclama que todo el peso de este fracaso caiga sobre los maestros y recuerda que el adolescente que presenta estos exámenes solo pasa cuatro horas al día en la escuela y las 20 restantes en casa o en otros espacios.

La sicopedagoga Ligia Gómez cree que este resultado amerita un análisis mucho más minucioso. Entre los colegios que más alumnos aprobados tienen y mayor porcentaje de aprobación consiguieron, se encuentran básicamente establecimientos privados y de convenio.

Para Gómez, esto puede indicar que en estos centros el alumno tiene mejores condiciones para aprender, sin huelgas, con normas académicas y de conductas más definidas, un seguimiento académico más estricto y un mayor contacto con los padres. Recuerda, además, que por lo general los profesores trabajan en un colegio fiscal y otro particular, por lo que habrá que analizar a profundidad por qué no existe el mismo rendimiento en ambas modalidades de educación.

Para el rector de la René Moreno, Reymi Ferreira, los resultados de la PSA reflejan un gran desnivel académico, un bajo porcentaje de establecimientos educativos que están haciendo bien las cosas. Explica que la Uagrm solicitó los programas educativos a todos los colegios para elaborar las preguntas de la PSA y con ello descubrió que no todos llevan el mismo programa ni que todos los concluyen.

Nelda Llapis, especialista en diagnóstico y dificultad de aprendizaje, considera que ahí puede estar uno de los problemas: en Bolivia coexisten varios programas educativos a la vez. Critica, por ejemplo, que se haya borrado el programa de la reforma educativa de 1994, cuando fue proyectada para ver sus frutos a 20 años y ni siquiera se había terminado de aplicar en su totalidad, ya que sus recomendaciones no llegaron a secundaria. Esta falta de seguimiento y control de procesos educativos hacen que hoy coexistan en el sistema nacional hasta tres paradigmas de educación y ninguno se aplica de manera completa.

Osinaga y Mendoza cuestionan también el rol de la familia. Creen que el estudiante está expuesto a múltiples estímulos y pasa la mayor parte del tiempo solo, sin la vigilancia y guía de los padres.

Llapis coincide, pero también critica que los educadores son reticentes al cambio y les cuesta adaptarse a los cambios tecnológicos. “La gran mayoría de los maestros no tiene ni e-mail”, describe y aconseja que tiendan hacia la formación permanente aunque sea de manera autodidacta.

Otro punto en discusión fue la prueba en sí. Se trata de un cuestionario con 90 preguntas. Para Llapis, es un examen memorístico, anclado en el viejo sistema y que no mide la capacidad intelectual o de resolver problemas del postulantes. Sugiere cambiar este tipo de pruebas a través de asesorías de expertos. Ferreira explica que hay una comisión del sistema nacional de universidades que analiza las formas de mejorar las pruebas, pero que la Uagrm ha flexibilizado las formas de ingreso y eso no ha ayudado a cambiar el porcentaje de aprobados en la PSA.

El sistema educativo no mide sus resultados

La ignorancia a veces es felicidad. Según recuerda Álvaro Puente, la última vez que Bolivia midió su rendimiento escolar fue en 2000. “Los resultados fueron tan malos que no se repitieron los estudios”, dice.

Los últimos datos de estudios que se encuentran publicados en Internet datan de 2000 para primaria y 2001 para secundaria. En esa oportunidad se aplicaron pruebas de lenguaje y matemáticas a los alumnos de 3º de primaria y 4º de secundaria (hoy correspondería a sexto de secundaria). Los resultados de Lenguaje de 2000 para 3º de primaria indicaban que un 30% de los alumnos no alcanzaban a comprender explícitamente textos no verbales y verbales o su comprensión era parcial. En Matemáticas, dos tercios de los alumnos no había desarrollado la capacidad de resolver problemas simples o los resolvían con dificultades. Solo uno de cada cinco niños lograba comprender un texto y uno de cada siete resolvía problemas matemáticos.

El estudio de 2001 para los alumnos de último año de bachillerato se hizo con la Prueba de Aptitud Académica. Esta arrojó como resultado que solo un tercio tenía un alto nivel de vocabulario y sintaxis y menos de la mitad comprendía lo que leía.

En Matemáticas la situación era peor: un tercio tenía rendimiento alto en geometría y álgebra y menos de un tercio en aritméticas y estadísticas aplicadas, es decir, en razonamiento matemático.

Fuente: El Deber

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