De la actividad participaron periodistas, comunicadores y reconocidos investigadores, entre ellos Fernando Garcés, cientista social cochabambino, quien dijo que ingresar por la discusión de ciudadanía intercultural, más que por la comunicación, es precisar la idea de interculturalidad que nace de organizaciones sociales indígenas en la década de los años 80 y 90, donde mayor desarrollo discursivo tuvo.
El discurso de la interculturalidad en los 80 y 90 era una mirada que carecía del poder. Es decir, simplemente, ponía énfasis en el encuentro entre diferentes y en la riqueza de la diversidad boliviana, sin analizar que esa variedad boliviana es una pluralidad jerarquizada.
A partir de esa percepción, Garcés, intenta desarrollar el concepto de ciudadanía, desde las obligaciones y derechos, es decir, superando esa mirada moderna de ver al ciudadano como individual, blanco, macho, cristiano, letrado, propietario etc., dado que en Bolivia la interculturalidad no se la puede pensar por fuera de la propuesta de la plurinacionalidad.
Es así que el investigador destaca que ciudadanía y comunicación tienen que ser pensados de manera compleja que, articule el principio de la equidad universal de los bolivianos. “Todos somos bolivianos y bolivianas con el principio de la diferencia, todos somos bolivianos y bolivianas pero no todos ejercemos nuestra bolivianidad de la misma manera y esa es la tensión fundamental que se debe resolver en una ciudadanía intercultural. Y eso significa también pensar en una comunicación”.
Así, se debería pensar en comunicación no sólo como un proyecto de armonía o de resolución de conflictos. Sino en la comunicación como posibilidad de transparentar los intereses en juego en esas relaciones de poder.
Garcés también se refirió a los medios de información: “No creo que sea justo reducir el ámbito de la comunicación al mundo de los medios. Sin embargo, en el terreno específico de los medios informativos no se avanzó mucho, continúa la mirada de medios que responden a intereses, ya sea desde el puesto de poder del Estado o de los intereses privados empresariales”.
En ese sentido, los medios bajo el nombre de la libertad de expresión anulan el derecho a la comunicación que es fundamental. Entonces, según Garcés, eso cruza por el derecho a la equidad lingüística, la visibilización de los idiomas originarios en los medios que tiene que ver con los espacios de expresión ciudadana, las distintas formas de expresión de esa comunicación ciudadana plural, entre otros.
“Creo que ahí hay un trabajo largo por hacer que no considero sea la única vía de resolución, por lo menos mediante la emisión de leyes o decretos que puede ser importante” finalizó.
Fuente: PIEB