Servindi (21-02-13).- Todos los 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna. Fue proclamado por la Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 1999 con el objetivo de promover el multilingüismo y la diversidad cultural.
La fecha conmemora el día en 1952, cuando estudiantes que se manifestaban por el reconocimiento de su lengua, Bangla, como uno de los dos idiomas nacionales de la entonces Pakistán, fueron muertos a tiros por la policía de Dhaka, la capital de lo que hoy se conoce como Bangladesh.
Lo cierto es que poco sabemos de la diversidad lingüística mundial y de la importancia de la misma. Y así como se extinguen especies animales y vegetales existe un gran fenómeno mundial respecto a la desaparición de las lenguas que se ha potenciado con el uso de las nuevas tecnologías. De acuerdo a la UNESCO cada dos semanas muere una lengua en el mundo. Se estima que de las 6000 mil lenguas que existen, más de 3000 podrían desaparecer en este siglo.
Las lenguas son el instrumento primordial para la preservación y el desarrollo de nuestro patrimonio cultural tangible e intangible. La importancia de la diversidad lingüística nace de la conciencia de una amenaza: la de la uniformización de las mentalidades y del reconocimiento de la injusticia que han sufrido históricamente los grupos étnicos. Toda lengua es el resultado de una larga historia, una creación cultural compleja, un sistema simbólico de cohesión e identificación colectiva, de expresión creadora autónoma, de memoria milenaria. La pérdida de una lengua supone una gran pérdida cultural para el mundo.
Son variadas las razones por las que sucede este fenómeno mundial. La globalización, la homogeneización cultural, los desplazamientos forzados y la intolerancia de los grupos dominantes hacia los grupos minoritarios están poniendo en riesgo este invaluable patrimonio.
Según datos arrojados por la UNESCO la demografía actual de los hablantes de las lenguas es muy desigual, un pequeño número de lenguas son muy habladas y a la inversa, muchas lenguas son habladas por una población pequeña.
El 97% de la población mundial habla el 4% de las lenguas, por lo que se deduce que el inmenso legado histórico de la diversidad lingüística humana está a cargo de una pequeña minoría de la población mundial.
A su vez, este fenómeno de homogenización se ha visto potenciado en el ciberespacio. Menos del 1% de las 6000 lenguas que existen en el mundo son utilizadas en la web. La mayoría de las lenguas están ausentes de Internet y son las ocho más utilizadas del mundo las que se encuentran, encabezadas por el inglés.
A pesar de este proceso y de la gran pérdida cultural, algunas culturas originales han logrado persistir. Muchas de ellas se erigen hoy como el último testimonio de un pasado vasto y enriquecedor para las sociedades modernas. Este es el caso de Sixto Muñoz, el último Tinigua.
El Último Tinigua
Sixto Muñoz, vive en lo más profundo de la selva en la Serranía de La Macarena, Estado del Meta, Colombia. Vive alejado de cualquier rastro de civilización, en la pre amazonia colombiana. Es un anciano frágil y sabio que después de toda una vida de desplazamientos, lucha y sacrificio, comparte su pequeño rancho de tres “malocas” (casa comunitaria ancestral, utilizada por los indígenas del Amazonas, especialmente en Colombia) con sus gallinas y sobrevive gracias a la caza, la pesca y un pequeño huerto, que todavía administra. Tiene alrededor de 80 años y sabe que es el último de su pueblo. Es el único miembro sobreviviente de la etnia de los Tinigua, el último depositario de una lengua milenaria perteneciente a un pueblo hoy exterminado.
El Pueblo Tinígua, una historia de desplazamientos
Los Tinígua habitaban las cuencas de los ríos Yarí, Caguán y Guayabero en el hoy departamento del Caqueta, Colombia. Sufrieron diversos episodios que mermaron su población de forma drástica.
Primero por la explotación del caucho, luego enfrentamientos con otras tribus y la llegada de los colonos. Sin embargo. el acontecimiento que marcó definitivamente el destino de los Tinígua sucedió en 1949. Un sanguinario guerrillero liberal, de nombre Hernando Palma, quiso acabar con todas las mujeres Tinígua porque no le dejaron llevarse a la fuerza a una de ellas. Como venganza mató a todas las mujeres fértiles y a todos los hombres jóvenes. Hubo en total unos 30 muertos. Sixto y Criterio Muñoz huyeron al monte, gracias a ello fueron de los pocos supervivientes de la masacre. Ese fue el principio del fin para su etnia, su familia y su lengua.
La violencia de medio siglo en la frontera amazónica provoco un escenario de estatus quo entre colonos, el ejército, paramilitares y la guerrilla de las FARC. Frente a este panorama las posibilidades de los indígenas eran escasas: desplazarse o morir. La Macarena es sin lugar a dudas uno de los escenarios de operaciones militares mas duros que tiene el conflicto armado de Colombia.
Sixto dice vivir tranquilamente porque no se mete con nadie. La presencia constante de grupos armados ahuyentó a sus hijos y nietos, que se fueron a vivir al resguardo indígena El barrancón a unos 40 km de San José de Guaviare. De este modo quedo sólo en la selva, con pocas ganas de practicar sus tradiciones.
La vida se acaba para Sixto, tras pasar por varias enfermedades graves, su estado de salud es muy frágil y ha empeorado drásticamente en los últimos años. El sabio anciano Tinígua está a punto de decir adiós y llevarse con él toda su historia.
Proyecto Tinigua
Desde el año 2010 el documentalista cordobés Juan Pablo Tobal junto al español Daniel Rodríguez del Pozo comenzaron a investigar sobre esta lengua prácticamente sin registrar. A dicha investigación se incorpora la única lingüista especializada en la lengua, la Dra. Nubia Tovar, con la cual llevan adelante el “Proyecto Tinigua”. El mismo, es un espacio antropológico audiovisual de registro y promoción de la memoria del pueblo Tinígua mediante la creación de una plataforma multimedia. Esta, englobará la información existente en torno dicha etnia a través de diferentes formatos: escritos, orales, fotográficos y audiovisuales.
Nuestra meta es centralizar en una sola plataforma interactiva todo el conocimiento existente sobre dicha etnia, para conservarlo organizado y difundirlo de manera pública, usando como canal de divulgación internet. Para ello venimos registrando hace mas de tres años audiovisualmente a su último miembro: Sixto Muñoz y a sus descendientes.
Además dicha plataforma incluirá una película documental de largometraje sobre Sixto Muñoz, el último de los Tinigua: “La Última Palabra” que ha resultado ganadora del fondo nacional del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales).
El Proyecto Tinígua, pretende ser una vía útil de información y concienciación ante el drama humanitario que supone el desplazamiento y exterminio que vienen sufriendo los pueblos originarios y otras comunidades en el mundo. Los usuarios de la plataforma descubrirán, a través de su uso, la gran riqueza en conocimientos del pueblo Tinígua, así como sus costumbres y cosmología, valorando la perdida que supone su desaparición definitiva.
Proyecto Tinigua ha sido declarado de interés por Miguel Ángel Estrella y forma parte del Programa UNESCO de la voz de los sin voz. A su vez, ha sido declarado y apoyado por la Dirección de Comunicaciones del Ministerio de Cultura de Colombia, La Fundación América, La Fundación FUCLA y ACNUR, entre otros.
Documental La Última Palabra
La última palabra buscara narrar de modo observacional la vida de Sixto Muñoz y a través del personaje contar la historia de su etnia. Dicho documental ha resultado ganador de la 5ta vía del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) y se encuentra en etapa de desarrollo avanzado (cuenta con dos instancias de rodaje). En este momento continua en la búsqueda de recursos para poder financiar el ultimo rodaje de la película y su pos producción.
Nuestro personaje vive en medio de la selva, sin ningún tipo de comunicación, con lo cual hace realmente difícil el rodaje A su vez, el personaje se encuentra en medio del fuego cruzado entre la guerrilla y los militares implicando un riesgo para cualquier persona que se mete en esta zona. Rodar en zonas de conflicto supone al documentalista el desafío de adaptarse a las circunstancias del momento y saber cuando se puede rodar y cuando volver.
En un primer rodaje tuvimos la suerte de poder filmarlo en su contexto, pero hace unos meses y con un equipo profesional sufrimos la presión de militares de La Macarena que no nos permitieron movernos del pueblo, imposibilitándonos hacer nuestro trabajo tal como se había planteado. Pusieron un operativo militar de 12 soldados para no permitirnos circular por tierra o agua presionándonos para salir del lugar. Fueron 12 días realmente muy duros de muchísima presión y estrés.
De alguna manera ésta película intentara ser un homenaje no solo a Sixto y los Tinígua, sino a todos indígenas y pretende ser una vía útil de concienciación en la necesidad de protección de los pueblos originarios de cara al futuro.
Fuente: APC
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