Pieb (1-10-13).- Un total de 13.988 registros sonoros de sesiones de diputados y senadores, grabadas entre 1947 a 2005, están depositados en la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional a la espera de un registro y clasificación para ser puestos a disposición de investigadores y usuarios, según propuesta de la archivista Ludmila Zeballos Avendaño.
Ahora como responsable del Centro de Documentación en Artes y Literatura de la Fundación Simón I. Patiño, Ludmila Zeballos explica que los más antiguos registros sonoros de las sesiones del Congreso (1947-1966) están grabados en discos de cartón, aluminio y acetato, luego están en carretes magnetofónicos y los más recientes en casetes y videos. Aunque con mucho ruido, los discos contienen sucesos valiosos como el discurso de posesión de Franz Tamayo o los debates para reabrir el caso Huanchaca.
Entre 1944 y 1966 se registraron audios en 4.500 discos, entre 1966 y 1967 se grabaron 400 carretes y entre 1982 y 2005 se cuentan 9.088 casetes. Los registros de la época de los gobiernos militares no existen debido a que las sesiones del Congreso fueron suspendidas en ese tiempo.
“Las grabaciones de las sesiones constituyen fuente primaria, con valor de prueba y evidencia de cada una de las actividades desarrolladas por sus sujetos productores, es decir, informan acerca del contexto en que fueron generados; a la vez que constituyen un material de investigación de la memoria oral de alto valor histórico y académicos para el estudio de la labor parlamentaria”, dice Zeballos, quien se ha desempeñado como archivista en la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacinal.
La investigación y propuesta de Zeballos está detallada en el libro “Voces retenidas. La memoria oral como documento científico”, donde propone la necesidad de realizar primero un diagnóstico de la situación de los registros para luego continuar con alivianar el problema de desinformación sobre el archivo oral y la restricción de acceso del público. Una fase de identificación y clasificación, y un segundo momento de ordenamiento, descripción y automatización se propone en el estudio de la archivista.
“La memoria oral de las sociedades tiene que estar al alcance de la ciudadanía, mi inquietud ha nacido hace varios años cuando trabajaba en la Biblioteca y Archivo Histórico del Congreso porque en mi labor de funcionaria pública y mi misión de dar acceso a la ciudadanía, no podíamos dar esta información a los usuarios, no se puede prestar hasta ahora esta documentación”, dice Zeballos.
El préstamo a los investigadores y usuarios no sucede debido a que los archivos sonoros no están clasificados por fecha, tema de debate de la sesión, parlamentarios que intervienen, etcétera, y el único registro que se tiene es de su llegada al Archivo en orden cronológico.
Un sondeo de opinión aplicado a 120 usuarios de la Biblioteca y Archivo del Congreso mostró que 51,5% reconoce la falta de información y orden en los archivos sonoros como principal factor que determina la ignorancia y el uso inapropiado de leyes y otras fuentes legislativas en prácticas forenses; un 80% demanda atención personalizada; un 68% admite ser poco proclive a la lectura y subraya su alta valoración por los audiovisuales; y un 70% está de acuerdo en que el medio más influyente de formación e información es el sonoro-auditivo.
Fuente: PIEB
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