Ips (6-02-14).- Las tendencias mundiales hacia el fortalecimiento de los derechos legales sobre la tierra para comunidades locales e indígenas parecen haberse enlentecido de modo significativo en los últimos años. Analistas advierten que la lucha por el control local de los bosques ha llegado a un punto de inflexión, con el peligro de dar marcha atrás en los avances.
En los últimos cinco años, menos de 20 por ciento de las tierras forestales mundiales quedaron bajo control comunitario, según una investigación divulgada el miércoles 5 en Londres por la Rights and Resources Initiative (RRI), una coalición de 140 organizaciones internacionales con sede en Washington.
Además, la organización señaló que en este último período se implementaron muchas menos salvaguardas legales, mientras que las leyes que se aprobaron son más débiles.
“Si las empresas privadas y los gobiernos de los países en desarrollo no intervienen, todo este avance se puede perder”, dijo Andy White, coordinador de RRI, en diálogo con IPS.
“Aunque ahora se habla mucho sobre este asunto, nadie está invirtiendo realmente, ni los donantes, ni las grandes empresas, ni los gobiernos de países industrializados. Nadie está poniendo dinero detrás de las palabras para ayudar a los países en desarrollo a hacer el mapeo, los registros, las consultas que se requerirán para que esto se haga”, añadió.
El enlentecimiento tiene lugar pese a un significativo aumento en el debate público sobre la tierra y los derechos indígenas, con corporaciones multinacionales, tribunales nacionales y donantes de Occidente, reconociendo cada vez más la importancia del asunto y comprometiéndose a fortalecer las salvaguardas para la gestión forestal.
“El panorama predominante en 2013 fue de continua apropiación de recursos por parte de elites locales y corporaciones, asistidas por gobiernos ansiosos de entregar tierra a inversores bajo prácticamente cualquier término”, señala RRI en su informe anual.
“Esto tiene que cambiar, y puede hacerlo. Si la presión política dentro de los países en desarrollo se conjuga con nuevos compromisos de los gobiernos y de empresas iluminadas con visión de futuro, las perspectivas de clarificar y respetar los derechos sobre la tierra pueden mejorar en 2014”, agrega.
Sin embargo, por ahora RRI dice que los últimos sucesos mundiales en esta materia han sido “funestos”.
Sesenta por ciento es propiedad del gobierno
Hasta el año pasado, comunidades indígenas y locales tenían cierto control sobre alrededor de 513 millones de hectáreas de bosques. Pero, particularmente en países de ingresos bajos y medianos, los gobiernos continúan administrando o atribuyéndose la propiedad sobre aproximadamente 60 por ciento de esas tierras.
Aunque el dominio gubernamental sobre los bosques comunitarios se redujo alrededor de 10 por ciento desde 2002, este avance está en gran medida limitado a ciertas regiones y a apenas unos pocos países.
En América Latina, por ejemplo, las comunidades controlan actualmente alrededor de 39 por ciento de los bosques, en comparación con solo seis por ciento en África subsahariana, y menos de uno por ciento en la cuenca del Congo.
Según RRI, entre 2002 y 2013 se implementaron 24 nuevas disposiciones para fortalecer alguna forma de control comunitario sobre los bosques. Seis de estas se aprobaron desde 2008, y las que entraron en vigor en los últimos tiempos han sido relativamente más débiles; ninguna es lo suficientemente fuerte para reconocer los derechos de propiedad.
Activistas sostienen que esto se debe en parte a que la tendencias mundiales obligaron a los países en desarrollo a explotar agresivamente sus recursos naturales disponibles.
“No es ninguna coincidencia que el enlentecimiento mundial en la reforma ocurriera en el preciso momento en que se disparó el valor de la tierra, el agua y el carbono”, dijo Raúl Silva Telles do Valle, coordinador del programa de políticas y derechos del Instituto Socioambiental, una organización no gubernamental brasileña.
“A consecuencia, las ‘apropiaciones de tierras’ han aumentado, y países pobres y desesperados por un impulso económico ven los bosques como una materia prima, no como el hogar de sus ciudadanos. Estos gobiernos necesitan ver al bosque como más que apenas tierra para la explotación y una colección de árboles”, añadió.
En los últimos años, empresas multinacionales como Nestlé y Unilever e instituciones multilaterales asumieron una serie de importantes nuevos compromisos para cumplir y fortalecer los derechos comunitarios e indígenas sobre la tierra. Pero estos compromisos no parecen haber marcado una gran diferencia, por lo menos por ahora.
De hecho, los nuevos datos sugieren que uno de los más significativos programas multilaterales contra la deforestación, el de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques (REDD+), administrado por el Banco Mundial, todavía no ha logrado un impacto importante, pese a los objetivos declarados.
Estos compromisos van en línea con una creciente comprensión internacional sobre la importancia de la tenencia de la tierra para atender un amplio espectro de problemas en materia de desarrollo.
Sin embargo, en 2007 se dispararon repentinamente los precios de la tierra y de los alimentos, y esto, según analistas, parece haber frenado el proceso reformas agrarias que estaba en curso.
“En 2002, América Latina continuaba atravesando una serie de reformas democráticas que incluían el reconocimiento de los derechos indígenas como derechos humanos, pero la tragedia es que este relámpago democrático no ha ocurrido en África o Asia sudoriental”, dijo White, de RRI.
“En una coincidencia verdaderamente desafortunada, justo cuando estas regiones empezaban a asumir compromisos en materia de reformas, los precios de la tierra se fueron al techo. Varios gobiernos que habían implementado planes para promover reformas repentinamente lo reconsideraron, entre ellos Laos, Liberia y Camerún”, agregó.
Tensión versus inversiones
Media década después, los nuevos datos deberían preocupar a expertos en desarrollo y pobreza.
Ahora RRI considera que la situación de los derechos sobre la tierra se encuentra en un punto de inflexión mundial, varada entre la creciente comprensión sobre la importancia de la tenencia comunitaria, por un lado, y el estancamiento en la consagración legal y plena de estos derechos, por el otro.
Garantizar la tenencia de la tierra no es algo demasiado caro, particularmente si se compara con los costos de la violencia que ha crecido en torno a las disputas agrarias de los últimos años.
De hecho, esto podría servir de potente motivación económica para que los gobiernos de países industrializados vuelvan a priorizar las reformas a favor del control local de las tierras forestales.
“Aquí hay una oportunidad clara de aumentar las inversiones extranjeras y de fortalecer los ingresos y el alivio de la pobreza”, dijo White.
“Todos sabemos que los inversores con conciencia no ingresan a países donde las disputas por la tierra son un problema, y sabemos que hay billones de dólares chapoteando en el mundo en busca de un lugar al que ir, particularmente cuando se espera que la demanda mundial de alimentos se duplique para 2050. Este conflicto nos está saltando en el rostro, y no va a disminuir, pero uno puede atraer buenos capitales y buenos modelos empresariales si promueve estas reformas”, añadió.
Foto: Christian Defferrard
Fuente: Ips
No hay comentarios:
Publicar un comentario