CEM (24-02-14).- A tiempo de idear la muerte de las empresas estatales durante el neoliberalismo, los dirigentes neoliberales discutieron varios métodos de privatización que ya habían sido implementados en otros países, pero optaron por aplicar dos métodos principales de eliminación de empresas públicas: de privatización y de “capitalización”.
El método de privatización, si bien se implementó a lo largo de los gobiernos neoliberales, fue el método preferido por los gobiernos de Jaime Paz y Hugo Bánzer, teniendo como puntales a Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga; en cambio, el método de “capitalización” fue un método privilegiado por el gobierno del “Goni”, entre cuyos defensores estaban “kataristas” (Víctor Hugo Cárdenas) y los llamados “trigo limpio” (Antonio Araníbar, Juan del Granado, otros). El método de privatización se aplicó a todas las empresas productivas y de servicios que pertenecían a las corporaciones regionales de desarrollo, prefecturas, municipios y FFAA, y el método de “capitalización” se aplicó a las grandes empresas estratégicas del Estado boliviano.
El economista Gonzalo Chávez, quien contribuyó a la economía política de la privatización en Bolivia, resume en su texto algunos de esos métodos discutidos en la elite intelectual y política de esos años. Para unos –informa Chávez- el método más aceptado fue la venta de activos o empresas, pero advertía que éste método tiene algunos inconvenientes:
“La venta de una empresa al contado incluye activos y pasivos; en estos últimos se incluyen deudas comerciales y especialmente obligaciones (indemnizaciones de despido) con los empleados que pueden ser muy onerosas en situaciones de sobre empleo como la boliviana. Si los pasivos continúan siendo responsabilidad del gobierno, la ganancia neta para éste al final del proceso puede llegar a ser negativa, es decir, habrá pérdida para el sector público” (Chávez, 1991: 27).
Y eso es lo que ocurrió, las empresas públicas fueron vendidas sin deudas de ningún tipo: todos los pasivos e indemnizaciones fueron cargadas al TGN, por mandato de las leyes y disposiciones emitidas expresamente por los gobiernos de entonces.
Otro método de privatización presente en la discusión de entonces –continúa Chávez- fue el ingreso de nuevos capitales en las empresas estatales: YPFB y COMIBOL requieren rehabilitarse y expandirse, y podrían formarse asociaciones mixtas o “joint ventures”, que son estrategias parciales de privatización.
“Los contratos de gerenciamiento o administración… (arrendamiento) pueden ser utilizados en especial en las primeras etapas de la privatización. Tienen la ventaja de ser estrategias menos conflictivas desde el punto de vista político, ya que no implican transferencia de propiedad. Dada la limitación de capital y financiamiento en Bolivia, éste podría ser un mecanismo utilizado” (Ibid: 28).
Además recomendaba: “Una variante de este mecanismo, puede ser la reorganización o desmembramiento de las partes de empresas estatales…” (Ibid: 28).
El método bonsái
En este panorama variado de posibilidades de eliminación de empresas estatales, Samuel Doria Medina previó además un método que él aprendió de un profesor suyo en Harvard, el método bonsái. ¿Qué significa esto? En palabras de su mentor:
“… uno de los métodos que se conoce, es el método bon-sei, es el método de los pequeños arbolitos japoneses a los que se recorta las ramas y no se les riega mucho, no se les pone mucho material en la tierra para mantenerlos pequeños, para que no crezcan y no se desarrollen, y los otros árboles, los del sector privado, sean los que se desarrollen” (Doria Medina, 1992: 71) .
Aunque este método bonsái no era parte de su estrategia principal de privatización, Doria Medina lo contempló como su “plan b”.
“Si es que no avanzamos en el proceso de privatización y transferimos empresas al sector privado, en realidad lo que haríamos de facto, es utilizar ese método bonsái para que vayan muriendo muy lentamente las empresas públicas y pueda crecer rápidamente la participación del sector privado en los diferentes sectores de la industria y tengamos, al cabo de unos años, una participación muy pequeña del sector público en esas industrias” (Ibid: 72).
A resultas, durante los gobiernos neoliberales, ya sea vía privatización o vía “capitalización” –aunque también hubieron empresas que se cerraron simple y llanamente-, se mataron a todas las empresas estatales, no quedaron ni para muestra ni en tamaño bonsái.
Y todo esto lo hicieron en beneficio propio y/o en atención a los condicionamientos de organismos extranjeros que se negaron a prestar recursos para que se instalen nuevas empresas estatales en el país o para inyectar recursos frescos en las empresas públicas de entonces que, por el contrario y como sostiene la senadora Tania Melgar, fueron enviadas al “thanta khatu”, y en cuya venta los privatizadores activaron un “proceso creativo” de enajenación de empresas en favor de empresarios extranjeros y nacionales que eran parte del esquema de poder de entonces.
Bibliografia: CHÁVEZ, Gonzalo. Macroeconomía de la Privatización en Bolivia. IISEC. Documento de Trabajo No. 07/91. La Paz, 1991.
DORIA MEDINA, Samuel. El desafío del crecimiento. Discursos 1991–1992. EDOBOL, La Paz, 1992.
Fuente: Comision Especial Mixta
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