CEMIPyC (23-06-14).- En declaraciones a la Red Erbol, este domingo 22 de junio, el candidato a la Presidencia por Concertación Unidad Demócrata, Samuel Doria Medina, anunció “que de ganar las elecciones venderán los aviones y autos lujosos que se compraron durante la gestión del Movimiento al Socialismo (MAS)”.
Doria Medina no considera que tanto el avión como los autos sean propiedad del Estado y como tales son instrumentos de integración destinados al trabajo ejecutivo para contribuir a la gestión gubernamental y vincular al poder central con las localidades que antes estaban olvidadas y desconectadas.
Asimismo, Samuel Doria Medina declaró que “Se verá la forma más transparente de vender ese avión lujoso...”. Esta es una muestra de que la política privatizadora que emprendió cuando fungía como asesor económico y ministro de Planeamiento y Coordinación continúa en su agenda. Es posible que la “transparencia” que predica sea la misma que utilizó para adjudicarse la Fábrica de Cemento El Puente (Facep) y las acciones de Fancesa, ambos procesos plagados de irregularidades legales.
En el caso de Fancesa, Doria Medina a la cabeza de Soboce, provocó que disminuyera la producción de la cementera sucrense para copar el mercado del cemento en desmedro de la que era su mayor competidora. En cuanto a Facep, esperó que el Estado la “ponga a punto” con la construcción de la carretera y el gasoducto de 20 millones de dólares para que cuando dejara el puesto de ministro y retome su empresariado y la compre sin cumplir con la inclusión de los trabajadores en la nueva sociedad mixta.
Es posible que al no contar con ningún vehículo de su propiedad personal, como afirma en la entrevista, su deseo sea hacerse de la flota presidencial a precio de “gallina muerta” tal como hizo con las empresas públicas cuando presidía la Comisión de Evaluación de la Empresa Pública. Entonces, vendió la Fábrica de Aceite de Villamontes a sólo cinco millones de dólares cuando su implementación costó al Estado $us 19.000.000. O, como en el caso de la Fábrica de Cerámica Roja de Cobija, que fue entregada por el 8% de su valor real.
Es claro que Samuel Doria Medina pretende continuar la enajenación de bienes del Estado, la misma que fue frenada con la “guerra del agua” emprendida por el pueblo cochabambino para poner un alto al abuso de Aguas del Tunari S.A. (ATSA), de la que por cierto era también accionista.
Esa es la verdadera cara de Samuel Doria Medina.
Fuente: Comisión Especial Mixta de Investigación de Privatización y Capitalización
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