DW (9-03-12).- Para combatir el hambre en el mundo se deberían ganar más campesinas. Casi la mitad de los agricultores en países en vías de desarrollo son mujeres. Pero ellas tienen menos derechos y recursos que los hombres.
Según, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se podrían sacar de la hambruna a 150 millones de personas, si las campesinas tuvieran los mismos recursos que sus colegas masculinos.
La pobreza en el mundo es sobre todo rural y femenina: las mujeres en las zonas rurales están más afectadas por el hambre y la pobreza que en las zonas urbanas y mucho más que los hombres.
Por ello, Naciones Unidas quiere poner con motivo del Día Internacional de la Mujer a las “mujeres en zonas rurales” en el centro del interés público. El pensamiento básico es que el desarrollo rural solo puede lograrse por medio de un fortalecimiento de la posición de las mujeres.
El último miembro de la cadena
“Casi en todas partes del mundo las mujeres tienen menos acceso a los recursos que los hombres”, dice Terri Raney, responsable del reporte agrario de la FAO. La experta menciona también las mayores desventajas para las campesinas quienes en este contexto no tienen derecho a poseer tierras, no tienen acceso a créditos para comprar semillas o abono y, en la mayoría de los casos, tienen un menor nivel de educación que los hombres.
Sin embargo, son las mujeres quienes, además de trabajar en el campo, se ocupan de la familia. La alimentación, salud y educación de los niños son todavía ocupaciones de la mujer. Aparte de esto, la mala infraestructura en zonas rurales supone una búsqueda ardua de agua y leña y a veces también largas caminatas para poder vender productos en el mercado.
Nuevas estrategias de desarrollo
Para mejorar la situación de las mujeres en el campo, la presidenta del Comité Alemán de Naciones Unidas para Mujeres, Karin Nordmeyer, reclama que se tomen nuevas medidas. La experta exige que las mujeres tengan derechos de tierra para que puedan asegurar la nutrición de sus familias y sus municipios.
También es necesario establecer la salud y la educación como las bases del desarrollo en el campo y de hacer participar y considerar a las mujeres en medidas de infraestructura rural, dice Nordmeyer y agrega que las mujeres deben ser igualmente instruidas en sus derechos para que ya no sean más vistas como “el último miembro de la cadena”.
Según la experta, ya se está volviendo a financiar proyectos para el desarrollo de la infraestructura rural, después de que esta fuera ignorada por décadas. Estos proyectos tienen que ser examinados en base a sus consecuencias para las mujeres, teniendo sobre todo en cuenta la presupuestación en materia de género, exige la presidenta del comité.
Fuente: Erbol