CC (22-07-14).- Luego de 3 décadas de haberse iniciado en el Valle Alto de Cochabamba los procesos de investigación y generación de nuevas variedades de durazno, que se adapten eficientemente a la zona y generen un producto de calidad, a partir de la Estación Experimental de San Benito, ha existido un lento proceso de evolución del cultivo, generando muchas expectativas de mejora por parte de los productores, que desde su inquietud comenzaron a introducir nuevas variedades, aunque no de forma ampliada, sino solo por parte de algunos fruticultores emprendedores.
La mayoría de los productores, al no contar con los recursos suficientes para cambiar sus cultivos o importar nuevas variedades mejoradas para la fruta, mantuvieron la producción tradicional, asociada a ingresos bajos por la actividad productiva. Algunos buscaban el apoyo de fruticultores de otras zonas del país, pero lastimosamente no se logró tal objetivo, porque los otros productores no les brindaron el apoyo necesario.
Al llegar éste problema a la Plataforma de Frutas de Valle, se decidió encarar el proyecto de introducción de más de 80 nuevas variedades de frutales, principalmente durazno, de distintas partes de Bolivia y otros países. Cada nueva variedad estaba limpia de enfermedad, vino de forma legal al país y fue recibida en instalaciones del Tecnológico Agropecuario Tarata (TAT) para que sus estudiantes puedan estudiarlos y multiplicarlos. Se espera que al menos la mitad de las nuevas variedades se adapte al Valle Alto de Cochabamba, con lo cual se podrá dar respuesta a la necesidad de tener el cultivo tempranero, tradicional, tardío (6 meses) y altamente productivo, para evitar que toda la producción se dirija al mercado en un par de meses, reduciendo el precio por la sobre oferta.
Mejorar la estacionalidad del cultivo es uno de los mayores anhelos, para mejorar los ingresos de los productores y proveer fruta local por más tiempo a los consumidores cochabambinos. Los esfuerzos del CDC y su proyecto PIC con fondos de la Cooperación Suiza, permitieron cumplir con una demanda productiva, que beneficia a cientos de familias productoras de nuestros alimentos.
Fuente: Consejo de Competitividad
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