El mes pasado la Alianza para las Montañas (Mountain Partnership) lanzó este nuevo documento corto temático (policy brief), como parte de una campaña de llamar la atención sobre la importancia de las montañas en el marco de las discusiones sobre las Metas de Desarrollo Sostenible (MDS) dentro de las Naciones Unidas.
El documento “Montañas como Torres de Agua del Mundo: Un llamado para la acción sobre las Metas del Desarrollo Sostenible (MDS) establece de forma clara la importancia global de las montañas: mediante su función de cuenca, las montañas proveen agua para consumo humano, riego, industria y la producción de alimentos y energía para la mitad de la población del mundo. Por ejemplo, el “agua es una de las fuentes de la producción energética en regiones de montaña. En América Latina, el 83% de la energía hidroeléctrica es generado de agua de las montañas”.
“Sin embargo, agua y otros servicios ecosistemicos de montaña son especialmente vulnerables a los impactos del cambio climático. Actividades humanas como urbanización y desarrollo de infraestructura empeoran todavía más la situación ambiental con efectos sobre la cantidad y calidad del recurso agua. La degradación de servicios ecosistémicos de montaña tiene consecuencias severas para los medios de vida y el medio ambiente río abajo”, se constata de entrada.
El documento enfatiza el rol del cambio climático para las montañas, porque es justo ahí donde se sienten los impactos de manera más fuerte: “El cambio climático es una amenaza seria para el régimen de agua dulce de las montañas, que tendrá implicaciones sobre agua y otros bienes y servicios ecosistémicos para millones de personas río abajo”. Se espera que los patrones de lluvia en las montañas, especialmente la distribución interanual, más que la cantidad de lluvia anual, esté cambiando drásticamente. Según estudios recientes, en la cuenca de la Amazonía sur – que incluye la vertiente oriental de los Andes bolivianos – la época seca se ha extendido por tres semanas durante los últimos 30 años.
“Asegurando el acceso a agua potable seguro y adecuado y saneamiento adecuado para todos es una de las áreas en las cuales se está enfocando la atención del Grupo de Trabajo Abierto (de las Naciones Unidas), y porque las montañas proveen hasta un 80 e incluso 90% del agua dulce en algunas partes del mundo, obviamente deberían estar incluidos en las Metas del Desarrollo Sostenible (MDGs)”, puntualizó Thomas Hofer, el coordinador del Secretariado de la Alianza para las Montañas, para concluir: “Montañas son las Torres de Agua del Mundo”.
La publicación de este documento temático es un esfuerzo conjunto entre la Alianza para las Montañas, PNUMA, el Centro de Desarrollo y Medio Ambiente y las cooperaciones suizas (SDC/COSUDE) y austriácas (ADA), se tiene previsto la publicación de un total de 5 documentos temáticos, que, además del agua, se dedicarán a bosque y biodiversidad, energía renovable, cambio climático y reducción de riesgos de desastres, además de uno último con carácter de síntesis.
Para operativizar las propuestas contenidas en el documento “Montañas como Torres de Agua del Mundo: Un llamado para la acción sobre las Metas del Desarrollo Sostenible (MDS)”, se han formulado metas muy concretas, que deberían ser complementadas por indicadores cuantificables para casa país o región de montaña. Entre ellos se puede mencionar los siguientes:
- Conservar los servicios ecosistémicos de montaña para la provisión sostenible de agua para comunidades de montaña y de tierras bajas.
- Aumentar en un 75%, hasta 2030, el numero de países de montaña que tengan instaladas medidas adaptativas e integradas de manejo de los recursos hídricos según estándares internacionales.
- Mejorar el tratamiento de aguas servidas en comunidades de montaña.
- Hasta 2030, aumentar la resiliencia de ecosistemas de montaña mediante la conservación de por lo menos 7% y la restauración de por lo menos 15% de cada sistema montañoso.
- Proveer de agua potable seguro a todas las comunidades de montaña hasta el 2030.
En Bolivia ya se siente el estrés hídrico en varias partes del país y los pronósticos de aumento de temperatura durante este siglo son significativas, de entre 2,2 y 7 °C según la trayectoria de las futuras emisiones. Debido al cambio climático, pero también a los chaqueos en las cuencas altas, se espera una tendencia a mayores inundaciones para las tierras bajas de Bolivia. En las partes altas, seguirá un retroceso acelerado de los glaciares, mientras que el aumento de eventos extremos hará llegar granizadas, sequías y lluvias más intensas.
Las zonas de alta montaña, y aún más aquellas ubicadas en los trópicos, pertenecen a las regiones más vulnerables al cambio climático. En este sentido, es en las montañas de Bolivia, con sus ecosistemas frágiles y sus poblaciones pobres, donde los impactos del cambio climático actualmente son más visibles: el retroceso de los glaciares tiene impactos directos sobre el ciclo hídrico, la salud de los bofedales y el bienestar de las poblaciones de montaña. Asimismo, se sienten cada vez más fuertes las presiones sobre los recursos (especialmente agua) de las montañas desde las ciudades.
Queda por esperarse que en el marco de su membresía en la Alianza para las Montañas, el gobierno boliviano se sienta incentivado de aumentar las actividades dirigidas a las regiones de (alta) montaña del país. Un primer paso para dar mayor visibilidad a las montañas y sus habitantes podría ser la publicación del Diagnóstico de Montañas realizado a fines del año pasado, y la conformación del Comité Nacional de Montañas como entidad de intercambio y coordinación entre el gobierno y todas las demás instituciones y organizaciones de la sociedad preocupadas por el futuro de las montañas.
Fuente: Cambio Climático Bolivia
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